martes, 16 de febrero de 2010

El rey del fuego

Ayer veía a Francis Mallman. Cocinero argentino, de esos que se hacen los rústicos pero son más finos que papel de celofán.
El siempre hablaba de Garzón un pueblito de Uruguay.
Ayer lo mostró.
Y me di cuenta de algo, un pueblito de cuatro cuadras de largo y dos de ancho, presentado por un ser afrancesado es mucho más lindo que uno con las misma características defendido por una chica que lo mas cerca de Francia que estuvo fue de un perfumito.
Garzón es hermoso, un pueblito colonial donde el tiempo se detiene. Una paz y tranquilidad que se consigue en pocos lados.
En Garzón y en Bajo Hondo.
Juro que eran iguales.
Garzón más verde porque seguro "les llueve" más. Pero era el Bajo Hondo Uruguayo.
Francis hacía una tortilla de papas rustica. Usando el fuego que uno haría para un asado.
Se defendía con un destreza importante pero sus ojos chinitos demostraban que el fuego y el humo le molestaban a sus ojos celestes.
Yo pensé.
Esto lo hacía el Gato Arca y nadie hacía tanta alaraca.
El mismo fuego, el mismo chapón para protegerlo del viento, la misma olla (Francis cuece alcauciles, y el Gato morcillas pero es mero detalle), casi casi el mismo pueblo.
Arca prendía el fuego a las diez de la mañana para comer el asado tipo doce y media del mediodía.
Lo hacia bien despacito, con cariños, le cantaba, acomodaba ramita por ramita. Nada de estos chasquibunes para que en dos minutos tengas una fogata.
El se sentaba y lo miraba detenidamente. Como si con sus ojos avivara el fuego. Como si su paciencia eterna hicieran las brasas.
Arca hacia lo mismo que Francis. Su imagen la tengo grabada a fuego en mi mente.
En el galpón de mi viejo. El fuego, un banquito giratorio y Arca sentado ahí. Con su mirada perdida.
En ese banquito me siento yo ahora pero tantas años a lado suyo y no aprendi hacer fuego.
Era una defensa que yo tenía: para que aprender si Arca va a estar siempre con nosotros.
No fue así.
Ilusa yo. Ahora podría prender un fuego que Francis Mallman envidiaría.
La tortilla del cocinero no me gusto. Garzón si.
Pero no puedo sacarme de la mente de que Arca, y ahora el Hugo, son los reyes del fuego.
Esta bien, no los conoce nadie. Pero es cuestión de hacerlo saber... nada más que eso.

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